Bueno, como este día carece de sentido absoluto, y me doy cuenta que no tengo idea alguna para un post, decido escribir una crónica de esta mañana, que a mi parecer es bastante peculiar...
Bueno, ayer fue día del padre, otro feriado ignorado abismalmente for mí (tengo mis motivos personales...). Y bueno, hace una semana estaba viendo a pocos metros de distancia a Alex Lora y Cía., lo que me hizo pensar un poco. Desgraciadamente, la noche de los domingos estoy poco optimista, debido a la posibilidad de ir al colegio, y el enorme estrés que eso desata. Me despierto a las 6 de la mañana, cansado como de costumbre, y apático. Me visto lentamente. Como
lentamente. Me aseo lentamente. Me visto lentamente. Hago caso omiso de las voces de mi vieja, que me quiere apurar para que no me demore en ir al colegio. Y salgo de mi casa, y empiezo a caminar.
Mi barrio es bastante tranquilo, pero para llegar hasta donde tengo que tomar el transporte público para ir a mi colegio tengo que pasar por el infausto Terminal de Buses Cono Sur, a donde va toda la gente pobre que quiere ir a Lima y gastar poco. Y la avenida La Marina, un poco abandonada por la alcaldía de la ciudad, con posters del FestiRock cubriendo otros pósters del concierto que trajo a los alienígenos esos de Weezing y Yankeel a mi propia ciudad. Y el lugar parece un urinario público, por el fétido olor. Llego al mentado lugar, conocido como Óvalo Grau. Me subo al transporte público, y veo algo que debería considerar como señal de lo que va a pasar en este día, del que sólo ha pasado un 40% del tiempo: El sol, brillando como nunca. Algo raro, si consideramos la hora que era: las 6 y 50 de la mañana, y eso que era lunes. Y en pocas semanas, el invierno descargará toda su furia contenida en esta ciudad.
Llego al otro mentado lugar (Óvalo Larco) desde donde tengo que bajar para caminar un tramo más hasta llegar al colegio. Calles grises. Siempre son grises para mí. Es así, despues de pasar toda mi vida en una ciudad de 700 000 habitantes. Y si no he salido de esta p**nche provincia desde el 2004.
Bueno, faltan ya pocos metros, y me detengo un segundo a leer en un kiosko (expendio informal de periódicos y revistas) los titulares de los principales diarios. Es una costumbre, qué se puede hacer. Y bueno, ya paso por la puerta del colegio, y ahí veo el titular más importante, que yo considero más importante que la muerte de un padre de 10 hijos, y los resultados de las Eliminatorias: ¡NO HAY CLASES CARAJO, ME FUÍ HASTA EL PINCHE COLEGIO POR LAS PURAS!
Y para mí... normal. En ese momento, en mi cabeza sólo cabía una posibilidad: ir al Óvalo Larco, subirme en un transporte público, ir hasta mi casa, y dormir hasta... digamos... esta hora. Llegé allá, y me surgió otra posibilidad: ir hasta Real Plaza, uno de los dos malls que han abierto en mi ciudad recientemente, y 'vitrinear'. La cuestión era en que yo pensaba ir... a pie. Muchos se escandalizaría, o se acobardarían, pero la verdad es que ya estoy acostumbrado a hacer largas caminatas. MUY LARGAS caminatas por las calles grises de mi ciudad.
Eran las 7:15. Decido que, a la velocidad a la que usualmente camino, me demoraría muy poco tiempo, llegando cuando esté cerrado. Además, decidí prestar atención a lo que oí, que habían dicho de que abría a las 8. Así que decidí ir a caminar un poco.
Subí por las grises fachadas de la Av. Larco (eh, no es broma), donde pude constatar que una buena parte de las veredas habían sido destruídas, por los malditos trabajadores de Acuña. Ese pinche cerdo se da el lujo de hacer lo que quiera, incluso de fregarnos el colegio. Bueno, sigo caminando, y llego hasta la O.R., que, bueno, no sé porqué ese lugar se llama así, pero bueno, es la intersección de la Av. Larco, con la Av. España, y el jirón Francisco Pizarro, y su primera cuadra, también arruinada por los trabajadores de nuestro jodido alcalde. De ahí, pensar nuevamente en qué hacer. Ir a mi casa, pero pronto rebatí esa posibilidad y me dirigí por la Av. Manuel Seoane, hasta llegar al Cruce de la Av. América Sur. De ahí sigo por ésta, llegando de nuevo al Ov. Larco, a mi punto de partida. Eran las 8:20 - 30, creo.
Bueno, aquí me atacó de nuevo la posibilidad de ir a mi casa, pero ese pensamiento se acabó pronto. Bajé por la Av. Larco, para ir hasta la 'ilustre' Universidad César Vallejo, fundada por el flemático alcalde de mi ciudad. De ahí tomo la Av. Fátima, todo recto, hasta llegar a Real Plaza. Tomé sólo 18 minutos, pero para comprobar que todavía estaba cerrada.
Bueno, y aquí me ataca de nuevo la indecisión. Voy hasta el cruce de la Av. Larco con la Av. Vallejo. Luego voy hasta el barrio de Monserrate, donde me siento en una banca, a meditar. Tenía tres posibilidades: ir de nuevo hasta Real Plaza, sentarme por ahí, y esperar hasta que abran. La otra era ir al cíber Dragon's, que estaba a pocos metros de donde yo estaba, e ir a mi casa. La primera y la última posibilidad desaparecen progresivamente, y yo entro al Cíber a viciarme una hora. Estoy escribiendo esta crónica desde el cíber, en la computadora Nº 27.
Y lo bueno, es que esta mañana no termina...
Auf Wiedersehen.
lunes, 16 de junio de 2008
Crónica de una Manaña Iluminada
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario